lunes, 18 de octubre de 2010

Yo también odio el hilo musical

El de tiendas, bares y transportes. Ese supuestamente cool en los aviones de Vueling (dice el autor de la novela motivo de esta entrada que se comenzó a gestar en un vuelo con violentas turbulencias e hilo musical a tope). El de Port Aventura la única, fea, vez que fui. En cierta manera, yo trabajo con un hilo musical de fondo, y puedo asegurar y aseguro que no es muy sano.

Ayer me leí Hilo Musical (Alpha Decay, colección Héroes Modernos), la primera novela de Miqui Otero. Fui a ciegas sabiendo sus antecedentes como periodista en el diario ADN, como dj y organizador de fiestas y conciertos o como uno de los creadores del sello Doble Vida Discos. El resumen sería: pues a mi me ha gustado mucho.

Hilo Musical es de esas historias que me gustan: tiene chico conoce a chica, chico algo perdedor pero tierno, un buen ritmo de narración y un montón de referencias a las que agarrarme, por generación, por gustos musicales y estéticos, etc.

El chico es Tristán, tiene 23 años y una vida que no sabe hacia donde llevar. Ella es Alma, aparece en un extraño parque de ocio que se convierte en otro protagonista de la historia, Villa Verano. Villa Verano sería una mezcla entre Marina D'Or y Port Aventura, un sitio de cartón piedra en todos los sentidos creado a base de especulación urbanística salvaje, donde los trabajadores van vestidos de animales. Sí, terrorífico.

Así, Hilo Musical es un poco de muchas cosas. Novela iniciática, retrato de una generación de jóvenes desencantados, hijos de inmigrantes en barrios periféricos de Barcelona (aunque sin la sordidez de otras novelas, tampoco es el fin aquí); denuncia del abuso de poder del empresario sobre los trabajadores y del trabajo precario reinante hoy día; crítica a ese hilo musical que estamos obligados a tragar, como metáfora de la opresión del jefe, del sistema o directamente de la música reinante que nos quiere atontar; recuerdo nostálgico de los grupos de los sesenta y de los que creyeron en aquel movimiento (de hecho, entre los agradecimientos hay uno explícito a ellos, así como otro a los grupos actuales de Barcelona).

Todo esto, con una literatura de lectura rápida pero sabrosa, una trama y un ritmo que nunca divagan. Aunque rica en detalles, nada pesada, visual. Fresca y pop, que es el calificativo fácil pero certero, con todas esas llamadas a cosas, momentos, que cualquiera puede reconocer, al menos lectores entre 25 y 40 años. Cercana. Y eso que me parecía arriesgado lo de situarla en esa metáfora de Villa Verano, pero sale airoso del asunto y del inicio descolocante que casi me hizo dudar de mi elección (los inicios son apuestas y esta juega y gana).

Una historia romántica, en el sentido amplio: de creer en el poder del amor, de las personas y de las utopías. Un poco como el mismo autor, que milita en el lado romántico de hacer pequeñas cosas en las que cree por el placer de hacerlas y compartirlas. Pódeis seguirle más de cerca en el blog creado para la ocasión. Hasta tiene un par de trailers de avance del libro como si de una peli se tratara. Este es mi favorito, de Luis Carrizo:

2 comentarios:

xoan dijo...

EL hilo musical es el "soma", la droga de la felicidad obligatoria dictatorial y alienante de la que hablaba Huxley en "Un mundo Feliz"

www.nomasmusicaimpuesta.com
www.pipedown.info

xoan dijo...

EL hilo musical es el "soma", la droga de la felicidad obligatoria dictatorial y alienante de la que hablaba Huxley en "Un mundo Feliz"