jueves, 1 de diciembre de 2011

PLAY: Tras un gran músico, a veces, hay una gran persona

Tachenko cerraron la tercera edición del ciclo de conciertos En Persona, producido por Musa Comunica. Excelente elección, puesto que la finalidad del ciclo es hacer la figura del músico al público y no todos los artistas se prestan de igual manera al juego, como tampoco lo hace el público. La gracia de la cita, más allá de la calidad de la actuación, peligra cuando el artista no es muy dado a hablar y/o cuando el público no tiene demasiado buenas preguntas. Y Tachenko se cuentan entre lo más sencillos y simpáticos del pop nacional.


El otro punto fuerte del ciclo es que el grupo protagonista del concierto invitar a otros a sumarse a la fiesta, que a veces interpretan conjuntamente algunos temas consiguiendo hacer el concierto realmente interesante.


Tachenko, pues, puntuó alto en el ranking de En Persona: habladores hasta sin turno de preguntas, se marcaron cuatro canciones con Fernando Alfaro. “Gracias por dejarnos acompañarte, Fernando” para dar paso a dos temas del mítico músico y a uno de los momentos más sublimes de la noche, el que Alfaro cantó con ellos La resistencia y Amable, para más datos dos de mis canciones favoritas del grupo.


Antes de llegar a ese momento, los zaragozanos había tocado ya un buen puñado de canciones, especialmente seleccionadas entre los dos últimos discos del grupo y el ep Apúntame a mi primero, su última referencia a la espera de un disco que, comentaron, grabarán en el 2012. Tachenko son una baza segura, un grupo solvente que habitualmente se convierte en brillante y que sin pretenderlo dan lecciones a otras formaciones más en brazos de la modernidad (Vinadé vino a decir que Yo no quiero sonar moderno es más o menos una declaración de intenciones). En La 2 escuché su mejor sonido, guitarras pulidas y el bajo potente de Edu Baos. Es más, escuché la mejor voz de Sergio Vinadé que haya escuchado nunca antes al interpretar Mediterráneo de Serrat. También dijo Vinadé que en sus directos intentan tocar sus mejores canciones aunque entre ellas cuelan alguna de mala. Y mirando atrás es cierto que pueden presumir de un repertorio excelente más allá de la añorada época del Nieves y rescates. Es justo que confiese que cada vez la añoro menos.


Los otros invitados de la noche fueron Maronda, que interpretaron 4 canciones de El fin del mundo en mapas. Hubiera sido una noche totalmente redonda si se hubieran animado a hacer alguna conjuntamente con Tachenko, pero me sorprendieron sus versiones en acústico de La Roma Imperial o Los novios de Bélmez, sobre todo de la primera, con un resultado muy superior al disco. En acústico las transformaron en temas afilados, graves, al contrario de lo que podría parecer. Y una grata sorpresa ver a Marc Greenwood tocando la guitarra.

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