lunes, 19 de diciembre de 2011

EXTRA: La ruta del Cister


“Ora et labora” era la máxima de los monjes de la orden del Cister, fundada a finales del siglo XI en Francia por un grupo de monjes benedictinos que querían regresar a los principios de austeridad y recogimiento eclesiásticos. El movimiento se estableció a partir del 1150 en Catalunya, a través de los monasterios de Santes Creus y de Poblet (declarado este Bien de Interés Cultural por la UNESCO), a los que se les sumó 25 años después el de Vallbona. La ruta del Cister fue creada para dar a conocer el legado histórico y cultural de esta zona, formando un recorrido por las comarcas de la Conca de Barberà y de L’Urgell que más allá de la arquitectura de los citados monasterios también invita a conocer los orígenes medievales de sus poblaciones, ligados a la historia catalana. Resulta una propuesta interesante para pasar un fin de semana de turismo cultural.


Las construcciones de la orden del Cister están a medio caballo entre el románico y el gótico. El románico corresponde más al deseo de austeridad y de no distracción de los religiosos, pero dado el largo periodo de ejecución de las obras, el gótico llegaba pidiendo paso como estilo de moda. El patrocinio real y de las casas nobles también influyó a la hora de las decoraciones de las salas. Esto es especialmente visible en los claustros, entendidos como elemento central a partir del cual se distribuían las diferentes estancias primigenias del monasterio. El claustro de Vallbona deja ver en cada una de sus salas la transición entre el románico más simple, con capiteles sin ningún adorno y arcos en semicírculo y el gótico de arcos de medio punto y capiteles muy decorados.


Vallbona y Poblet mantienen hoy día la actividad religiosa, aunque Poblet la vio interrumpida durante un siglo, entre la desamortización de Mendizábal y el final de la Guerra Civil. Durante ese tiempo fue saqueado, igual que el de Santes Creus. Los tres están unidos a la nobleza y la realeza:


Poblet nace de la donación del conde Ramon Berenguer IV a la abadía de Fontfreda de unas tierras para levantar el monasterio. Se convirtió en panteón de la corona catalanoaragonesa, escogido con las tumbas de Jaume I, Pere el Ceremoniós o Martí L’Humà. Todas las tumbas fueron saqueadas.


La única tumba real no profanada se encuentra en Santes Creus. Es la de Pere El Gran, recientemente restaurada. Allí también están las de Jaume II y Blanca d’Anjou. Y siguiendo con cuestiones funerarias reales, en Vallbona está la de Violant d’Hungria, esposa de Jaume I.Santes Creus obtuvo desde el principio la protección de los Montcada y posteriormente de otras familias nobles, como puede verse en las tumbas en su claustro.


Vallbona tuvo a lo largo del tiempo la protección de la sección femenina de las familias nobles de la zona, comenzando por Berenguera de Cervera, que instigó la creación del monasterio. El hecho de ser una comunidad de mujeres aisladas de los pueblos cercanos hizo que cedieran tierras a los que quisieran formar una población alrededor del monasterio, dando origen a Vallbona de les monges.

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