lunes, 12 de diciembre de 2011

PLAY: Sí a los cócteles clásicos


Observando el público del primer concierto de Rusos Blancos en Barcelona se confirma la teoría de que casarían mejor con la escena indie de casi una década atrás. Entonces aún no había explotado el movimiento pop catalán (Bankrobber comenzaba a andar, por ejemplo), no había una reivindicación masiva de los noventa y del ruido y la confirmación de Franz Ferdinand para el Primavera Sound no provocaba la ira de los modernos. Entre los asistentes pude adivinar pocos de estos, gente sobre la treintena nostálgica del pop bonito, lúdico y algo ingenuo de entonces.


Rusos Blancos filtrean con gracia con aquella época, sin caer en la tontería naif y demasiado amateur que aún hoy repiten algunos grupos. Lo consiguen gracias a unas letras que se zambullen en clichés adolescentes pero con mucha ironía y a un cantante que canta bien, que aunque parezca obvio no lo es tanto. En directo se diluye parte del completo trabajo de su disco de debut Sí a todo, aunque las mejores canciones del disco se mantienen apetecibles, como Tus padres, tu novio, tú y yo, Carrera de lesbianas, Gorka o Cabano o Si quieres me quedo. Buena nota también para el nuevo tema con el que acabaron el concierto. Igual que el disco, me parece un delicioso punto de partida para ver como desarrollan su potencial. A mi me apetecía un grupo así, cercano a la alegría – melancolía de La Costa Brava, sin la gravedad de propuestas más adultas y con melodías pop que ya no son tan fáciles de encontrar. Reconociendo parte de sus raíces, versionaron Un rayo cae de El Niño Gusano.


Rusos Blancos no son un grupo realmente nuevo. Sí lo es la formación actual, que sigue liderada por Manuel Rodríguez, responsable de la mayoría de las letras, algunas junto con Iván Jávegas. Los dos se conocieron Francisco Nixon mediante, compartieron piso y desde entonces también grupo, ya que la banda de Manuel se había ido disolviendo: “Empecé a hacer canciones con Iván y luego, poco a poco, se fueron sumando Javier Carrasco (también Betacam y en Templeton), Elisa Pérez (en Cosmen Adelaida) y Laura Prieto”.


A los asiduos al blog de Fran Nixon seguro que no les sonó a nuevo el nombre de Rusos Blancos. El tiempo de espera hasta la publicación del disco de debut (un año desde la grabación con Paco Loco de la segunda tanda de canciones) se debe, según Manu, al tiempo que tardaron en encontrar un sello: “Los sellos se fijan más en grupos que ya han sacado cosas por su cuenta y que más o menos funciona pero a lo mejor esos grupos prefieren seguir grabando por su cuenta”. Al final dieron con Ernie Records, de los que alaban su profesionalidad: “Para ellos es su trabajo y lo hacen bien, no tienen interés en figurar sino lo que quieren es hacer bien los discos que hacen”.


La elección de Paco Loco estaba clara. Los antiguos Rusos ya habían grabado con él una maqueta “como las parejas que están a punto de separarse y tienen un hijo para ver si se arreglan”. La buena experiencia hizo que Manu volviera con la nueva formación: “El estudio es una pasada, me gustan mucho las ideas que aporta, el clima que genera. Es una persona muy divertida que hace que todo vaya muy bien, su mujer también es una persona encantadora”. “También es muy profesional, nosotros llegamos al final del presupuesto y él nos dijo no os preocupéis, a veces los discos se acaban antes o se acaban después, seguimos adelante.


No siempre que las cosas vayan despacio juega en contra. El bagaje acumulado se deja ver en el disco. “En cuanto a arreglos, la experiencia de Javi y de Iván hace que quede muy bien”, afirma Manu, que piensa que algunas canciones del disco serían hoy descartes: “Algunas están más conseguidas que otras, pero estoy contento de que haya cuatro o cinco canciones con las que alcanzamos un nivel bastante bueno. Ahora es ver si pronto podemos sacar un disco en el que las diez canciones estén a esa altura, aunque creo que no hay canciones de relleno, tuvimos que dejar algunas fuera”. Muy de acuerdo.


Sobre si se sienten un tanto al margen de los sonidos de moda, opina que “sí ha habido un boom de los noventa, del rollo ruidoso y de angustia y demás, y lo guitarrero y lofi se ha puesto muy de moda, cosa que también nos gusta. Pero nuestra forma de hacer canciones es diferente, nos gustan los arreglos de cuerda, vientos, una cosa más orquestada. Nos preocupamos más por intentar construir algo hermoso”. El pop clásico es el nexo de unión de todos los miembros del grupo.


Igual que la burbuja inmobiliaria, un día explotará la del gintonic, bebida de moda, y elitista, por excelencia. Manu vaticina que vamos a volver al Larios, ginebra de abuelos carajilleros. Quizás una buena opción es recuperar cócteles añejos como el ruso blanco, asociados al imaginario pop gracias a El Gran Lebowski, y que ponen un poco de sencillez, alegría y calidez a la fría y estirada modernez actual.

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