domingo, 26 de septiembre de 2010

En otoño - la música de este finde_01

Para no enfadarme como una mona, me tomo los conciertos gratuitos como un regalo. Habrá multitudes pesadas, lateros (decenas de ellos), borrachos, y el desagradable efecto karaoke. Si hay suerte, no es entrada la noche y el grupo es no muy conocido, todo lo anterior será minimizado. A los grupos hay que verlos en sala. Los conciertos gratuitos, son sólo un regalo o una toma de contacto. Vas a pasarlo bien con los amigos, a encontrarte con gente (punto de reunión improvisado), a hablar bajo los porches y a sufrir esas cosas de las fiestas mayores.

El viernes, Gentle Music Men tocaban en la Plaça Reial dentro de la programación del BAM. Sonaron magníficamente bien y se les veía contentos, contentos. De hecho, así lo dijo Dani Poveda, su líder. Tocaron tres canciones nuevas que me parecieron joyitas. Me sonaron más frescas y redondas que algunas de su segundo disco, cosa que me hace pensar que el tercero me va a gustar aún más. Melodías de pop efectivo y redondo. La verdad es que me parecieró un muy buen directo, con 7 y a veces 8 músicos en escena.


En el mismo escenario, de madrugada, la Plaça Reial acogió el multitudinario concierto de Mishima. Es de sobras conocido que ellos ganan más en las distancias cortas y medias, aunque salen airosos de todas. Sonaron impecables como siempre, con su repertorio de altura, y es que Mishima tienen muy pocas canciones que podamos considerar menores. Sigo pensando que aunque la formación original sonaba genial, han ganado con los nuevos fichajes. Me parecen LA BANDA de pop en catalán. No hay parangón. Por trayectoria, por actitud, por calidad...
Aquí, gran esfuerzo de abstracción y ale, a sumarse al karaoke como si no hubiera un mañana. Porque era una fiesta, no un concierto. Eso lo fue la impactante presentación en Apolo de Ordre i Aventura.

La lluvia respetó a los Mishima pero llegó, nos arrinconó en los porches de la plaza, nos mojó los pies y se marchó por donde vino. Al día siguiente lució un sol de otoño en agosto, en el parque de Torreblanca lo vimos bien. Y al estar un rato en el césped tejiendo al sol cogí un moreno paleta digno de la playa de Vilanova.


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