No conozco a Carlos Cros, aunque me lo habré cruzado varias decenas de veces en los últimos 10 años, pero me provoca una simpatía especial. Tampoco sé bien porqué, es así y ya. Algunas de las canciones de su primer disco en solitario están guardadas en el archivo musical que usamos en mi otro programa y me encanta cuando suenan por casualidad rompiendo la habitual, aburrida, retahíla musical de la mañana. Escucha los latidos es para mi la mejor canción de aquel disco al que dio nombre.
El tiempo ha pasado y yo me preguntaba qué habría estado haciendo este hombre más allá de telonear a Sidonie y de hacerles de speaker de lujo, de juntarse esporádicamente con Love of Lesbian para ser la voz aguda contrapunto de la grave de Santi Balmes.
Pues ha compuesto algunas muy bonitas canciones, de las cuales 7 ya están colgadas en su myspace. Están esperando un segundo disco igual que yo. El amor, el no-amor, la edad y esas cosas planean sobre ellas o las dominan. Diría que me suenan más maduras que sus anteriores, algunas íntimas, otras más expansivas. Algunas, canciones de habitación triste de domingo y otras de echarse unos tequilas para olvidar. Las eternas dudas alrededor de los 30. Mis favoritas: La distancia, Cosas que nunca se olvidan y sobre todo ¡Qué estupidez!, acaso la canción más bonita que ha compuesto en los últimos años.
El jueves 10, Carlos Cros las tocará en el Heliogabal.
Aquí está el enlace de descarga del último programa, donde sonó una de esas canciones suyas, como también de nuevo The Divine Comedy o un repaso al ya inminente Faraday.
Gracias por escuchar!
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