Bar La Plata
C/ La Mercè, número 28
Tengo sentado delante de mí a un chico que se parece bastante al señor que mira desde el cuadro sobre la barra. No es casualidad, ya que el señor es el abuelo de mi compañero de mesa, el Ratolinet al que miman los camareros del local. Cuando era así de pequeño, como un ratoncito, hace más de 30 años, La Plata era prácticamente igual a como es ahora: un local pequeño cerca del puerto, esquinero, con mesas de fórmica y metal y botas de vino. Las sardinas o boquerones, según estuvieran en el mercado, eran el plato estrella igual que ahora, bien fritas. Una ensalada de tomate, cebolla y olivas servían de entrante, y para acompañar, montaditos de anchoa o de butifarra. Para beber, jarrillas de vino sencillo pero bien rico, que pasa casi sin sentir.
El menú no ha cambiado, ni tampoco el servicio simpático y veterano. Sólo han ido sumando fama, que se nota en la gran afluencia de turistas y locales, y fotografías con personajes ilustres que cuelgan de sus paredes.
Como nos dijeron que sus vermuts habían sido distinguidos con un premio de la revista Time Out, hemos vuelto para comprobarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario