Conocí a Pol sobre un centenar de días antes de los 200 del título de esta entrada y de la expo que todavía se puede visitar en el Auditori Barradas de L'Hospitalet. Pol y Marc Pérez habían publicado poco antes el polémico libro sobre los 20 años del Depósito Legal, local al que habían estado íntimamente ligados y que les debe buena parte de su éxitos en la última década. Una tarde de julio quedamos los tres para hacer una entrevista sobre el libro, precisamente delante del Barradas. Fue una tarde que tengo guardada por especial y por bonita, con dos tipos encantadores e inquietos sobre los que pensé que no me importaría nada que fueran mis amigos. Es más: yo quería que fueran mis amigos.
Con Pol coincidí en el Depo sin saberlo pero sí lo recuerdo en la paradita que montaron en el Let’s Festival del 2007, y si lo hago es porque pensé que era guapísimo. Marc se convirtió poco después en mi peluquero y no sé si llegué a ver a Pol el día de cierre de Can Tisores pero sí alguna obra suya. Una única tarde para un gran cariño. Algunos mails y la propuesta de hacerle engordar un poquito a base de magdalena caseras que nunca acabé por llevarle. Incluso en esas últimas fotos seguía siendo guapísimo, con esa sonrisa tan grande y esa mirada tan viva.
Los 200 días a los que hace referencia la exposición instalada en el Barradas desde el 20 de septiembre al 5 de octubre son los que Pol sobrevivió al diagnóstico del cáncer de páncreas. En todo ese tiempo, no dejó de crear ni de luchar. Unas obras que transmiten una gran fuerza aunque estuvieran hechas desde el miedo. A través de ellas regaló una casa con porche a su familia, en un dibujo precioso que domina una de las paredes de la exposición. Siguió ideando camisetas con Braille Corp., el grupo creativo con sus amigos de siempre y comenzó una serie de retratos femeninos llamada “9 noies d’oli” que se quedó sólo en uno.
Me llamó la atención la sencillez del cuadro que grita “Sense passat ni futur només hi ha present”, tan real, tan cierto, tan doloroso y a la vez tan bello y necesario, como un mantra perfecto para disfrutar el presente que muchas veces se nos escapa pensando en el hipotético mañana. También el guiño a la canción de Joe Crepúsculo Toda esa energía, dónde va a parar, que a mi me parece melancólico, y el coche con el 78 con el que marchó a otro viaje.
Y a pesar de que le conocí tan poco puedo afirmar que fue un tipo brillante, que absorbía cuanto llegaba a él como una esponja para luego usarlo de alguna manera u otra. Un tío increíble hasta el final. Sólo lamento no haberle conocido antes, no haber hablado en la mítica cola del lavabo del Depo, no haberle llevado magdalenas.
Próximamente se realizará otra exposición en Barcelona y el 28 de octubre se hará una fiesta en Salamandra en su honor. Y como hago mientras escribo esto, me beberé una cerveza brindando por él. Aquesta per tú, Pol.
1 comentario:
Evaaa! Acabo de llegir aquest article anys després (No l'havia llegit) i me emocionao!
Que xulooooo!
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